Champú y gel de ducha de uso diario. Es ideal para mantener la higiene diaria. Mantiene la dermis cuidada y limpia. Limpieza 2 en 1 para el cabello y la piel del bebé. Formulado sin jabón.
Protege la piel del bebé con Weleda Champú y Gel Ducha Caléndula 200 ml
Este champú y gel de ducha ofrece una limpieza extra suave para el cabello y la piel. No contiene jabones.
Weleda Champú y Gel Ducha Caléndula 200 ml está indicado para toda la familia. Contiene un 100% de ingredientes naturales, de los cuales un 53% son biológicos. Por un lado, su función de gel protege la piel contra la sequedad gracias a los extractos de flores de caléndula y no irrita los ojos, cuando este cae por accidente. Y, por otra parte, deja el cabello suave, sedoso y fácil de peinar.
No contiene conservantes, colorantes, perfumes sintéticos, ni sustancias de origen petroquímico. Apto para celiacos y veganos.
¿Para quién está indicado Weleda Champú y Gel Ducha Caléndula 200 ml?
Weleda Champú y Gel Ducha Caléndula 200 ml es apto para las pieles hipersensibles de niños y adultos, se puede utilizar cuando se sufre dermatitis atópica o en pequeños que padecen el problema de la costa láctea.
¿Cómo se aplica Weleda Champú y Gel Ducha Caléndula 200 ml?
Este producto polivalente se aplica de pies a cabeza, enjabonando suavemente y aclarándolo bien posteriormente. Cuando se use en el baño del bebé se debe usar una esponja natural de arriba hacia abajo desde el cuello hasta las piernas, pasando por pecho, tripa y brazos, prestando atención a las zonas donde se forman los pliegues. Después se pasa a la espalda con cuidado de no mojar la cara. En el caso de los adultos, se usa como habitualmente, emulsionando el gel sobre la piel o cabello húmedo.
Recomendación del farmacéutico sobre Weleda Champú y Gel Ducha Caléndula 200 ml:
Se puede completar el baño del bebé, lavando sus ojos con una gasita estéril con suero fisiológico, en caso de que haya caído jabón o se vean irritados. La nariz y los oídos solo se lavarán en caso de que esté congestionado. No olvidar secar al bebé o secarnos bien tras la ducha para evitar que proliferen microorganismos en la humedad.